jueves, 19 de noviembre de 2009

Arjona, Ricardo.

Justamente ahora irrumpes en mi vida con tu cuerpo exacto y ojos de asesina, tarde como siempre nos llega la fortuna. Tú ibas con él, yo iba con ella... jugando a ser felices por desesperados, por no aguardar los sueños; por miedo a quedar solos. Pero llegamos tarde, te vi y me viste nos reconocimos en seguida, pero tarde, maldita sea la hora que encontré lo que soñé, tarde...
Tanto soñarte y extrañarte sin tenerte, tanto invertarte, tanto buscarte por las calles como un loco sin encontrarte. Ahi va uno de tonto, por desesperado, confundiendo amor con compañia; y ese miedo idiota de verte viejo y sin pareja te hace escoger con la cabeza, lo que es del corazón. Y no tengo nada contra ellos, la rabia es contra el tiempo por ponerte junto a mi, tarde...
Ganas de huir, de no verte ni la sombra... de pensar que esto fue un sueño o una pesadilla; que nunca apareciste que nunca has existido. Que ganas de besarte, de coincidir contigo, de acercarme un poco y amarrarte en un abrazo, de mirarte a los ojos y decirte bienvenida. Pero llegamos tarde, te vi y me viste nos reconocimos en seguida, pero tarde, maldita sea la hora que encontré lo que soñé, tarde... Que ganas de rozarte, que ganas de tocarte, de acercarme a ti golpearte con un beso, de fugarnos para siempre... sin daños a terceros.

No hay comentarios: