sábado, 7 de junio de 2008


Todo lo que tenia que hacer era decirle: ¡Te necesito! Y extenderle la mano para demostrarle que estaba allí para ayudarlo. Pero no podía, las cuerdas vocales se me desgarraban de tanta presión, si, tanta presión sufrían para poder gritarle… pero no podían. De esta forma se fue alejando, lenta y dolorosamente. Mientras, mis cuerdas vocales y yo, descansábamos en paz, pero en realidad sabíamos, que esa mano, todavía seguía extendida.

1 comentario:

Ann dijo...

TE AMO MI AMOOOR
NO SABIA QUE TENIAS
UNA PAG..
YO TMB TENGO JEE
ENTRA CUANDO QUIERAS
BESITO
TE EXTRAÑO Y MUCHO :(