domingo, 26 de octubre de 2008


Totalmente desarreglada, caminaba mientras pensaba en vaya a saber uno qué. El casi perfecto, de pies a cabeza, perfumado (con ese perfume que a ella la enloquecía) y con una sonrisa enorme (como a ella le gustaba). Se cruzaron. El largo un sagas hola, ella lo devolvió, -como andas y a donde vas- agregó él, ella respondió perspicaz, dijo que estaba apurada como para hablar. Siguieron caminando cada uno hacia su lugar (mientras ella derramaba unas lágrimas). El siguió, también estaba apurado, tenia que llegar así arreglado, a encontrarse con aquella mujer, que vaya a saber uno quien es. Aunque el lugar de ella no estaba definido, después de eso seguramente terminaría en algún bar, para llegar, tomar y olvidar.

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