Tan sutil apareces, hasta en los recovecos donde ni recordaba tenerte.
La memoria me juega una mala pasada y te ubica en lugares donde me gustaría no tenerte (o tenerte, pero que sea en este presente).
El destino no te antepone ante mí, porque sabe que allí es cuando más débil y verborragica me vuelvo, y no puedo evitar todo lo que guardo, y hasta digo cosas que no siento y otras que si me las guardo, porque hago todo sin pensar.
Entonces, no te veo, no te cruzo, pero como siempre... estas allí.
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