El saco de su propio vocablo las ganas de mirarme (con una mirada tan sincera, que hasta la extrañaba) y decirme “te quiero mucho”, yo lo miré conmocionada, lo abrace y le susurre “yo también bonito”. Nos quedamos unos minutos así, estáticos, no vaya a ser cosa que no le demuestre lo suficiente que allí estoy siempre yo, para contenerlo. Lo solté sin ganas, en verdad no quería dejarlo ir, le quise dar a entender mediante una sonrisa que si a veces no estaba cerca para agarrarlo era porque se me imposibilitaba, no por otra razón.
lunes, 26 de octubre de 2009
Te sostendré, siempre.
El saco de su propio vocablo las ganas de mirarme (con una mirada tan sincera, que hasta la extrañaba) y decirme “te quiero mucho”, yo lo miré conmocionada, lo abrace y le susurre “yo también bonito”. Nos quedamos unos minutos así, estáticos, no vaya a ser cosa que no le demuestre lo suficiente que allí estoy siempre yo, para contenerlo. Lo solté sin ganas, en verdad no quería dejarlo ir, le quise dar a entender mediante una sonrisa que si a veces no estaba cerca para agarrarlo era porque se me imposibilitaba, no por otra razón.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario